De la curiosidad a la investigación

 

Desde que tengo memoria, mi fascinación por la naturaleza ha sido una constante en mi vida. Como niño, encontraba en las imágenes de unos libros de historia natural básica todo lo que necesitaba para pasar horas y horas explorando y descubriendo las maravillas del mundo que nos rodea. Recuerdo como si fuera ayer el día en que mi madre llegó a casa con una obra completa de José María Artero García, que constaba de 5 tomos dedicados a la zoología, botánica, geología, anatomía y mucho más. Me perdí en sus páginas durante horas, fascinado por la diversidad y complejidad de la vida que se describe en cada uno de esos libros.

Fuera de los libros, mi escenario natural estaba constituido por extensas dunas y playas, a lo largo de la franja costera al noroeste del Perú, dónde la playa de Pimentel a la que acudía todos los veranos, se convirtió en unos de mis lugares favoritos, el mar me capturó de inmediato. Con el tiempo, esa curiosidad por la naturaleza y en especial por el océano, se convirtió en parte fundamental de mi vida. Estudié Biología, y luego hice una maestría en Ciencias del Mar, los libros se fueron volviendo cada vez más complejos, y ahora eran el Curtis de Biología o el Ocean Biogeochemical dynamics de Sarmiento y Gruber, o el Physical and Biological Oceanography of Shelf seas de Simpson y Sharples por mencionar algunos de mis favoritos, y me maravillé con las playas del océano Atlántico, con las puestas de sol en Barra da Tijuca y São Conrado. Durante el período de mi maestría supe que quería dedicarme a la investigación, y encontré en la oceanografía una disciplina que me apasionaba por su capacidad de unir la biología, geología, física y química del océano.

Decidí continuar con mi doctorado en Oceanografía en la Universidad de Concepción en Chile, una institución que ha formado grandes referentes en esta disciplina en latinoamérica. Así, conocí las playas de Ramuntcho y Tomé, donde quedé maravillado por la belleza de la unión entre el bosque y el mar. En estos lugares, la arena es escasa, lo que permite disfrutar de la fusión de ambos ecosistemas en un espacio natural único y hermoso. En Concepción, específicamente en la Cabina 7 de la UdeC me encontré rodeado de personas interesadas en entender los procesos oceánicos y en desarrollar tecnologías innovadoras para su estudio, al punto de enviar equipos para explorar lo más profundo del océano de esta parte del mundo, la Fosa de Atacama. Durante mi doctorado, conocí Boulder, ubicado en las montañas rocosas al noroeste de Denver, Colorado, cuya Universidad alberga a una comunidad de geocientíficos  impresionante, cuya curiosidad los lleva a estudiar la vida en el pasado de nuestro y otros planetas, aquí retomo un libro más del que quiero mencionar, “Echoes of Life” es la historia de  ciertas moléculas orgánicas que se habían extraído de rocas y aceites antiguos como restos fósiles de clorofila, presumiblemente de plantas que habían vivido y muerto hace millones de años y cómo están iluminando la historia de la tierra.

Actualmente, acabo de empezar mi primer postdoctorado en la University of Colorado, Boulder. Aquí, me sumergiré en el estudio de las membranas lipídicas de los microorganismos y cómo responden ante un océano afectado por el cambio climático. Actualmente, trabajo en investigación en biogeoquímica oceánica, una disciplina en constante crecimiento y relevancia. Me siento afortunado de poder contribuir al conocimiento sobre el océano y su impacto en el clima y la vida en nuestro planeta, manteniendo viva mi curiosidad por la ciencia y mi amor por las playas y los libros. Y todo empezó con unos libros de historia natural básica que me abrieron las puertas al conocimiento y la maravilla de nuestro mundo natural.

 

 

 

 

Edgart Flores

 

 

 

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